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Carta de UNRWA desde Gaza
UMRWA. 08.10.24 
Gaza nos duele y nos dolerá a todas las personas de bien de por vida

Acabo de empezar a escribirte y ya te pido un favor: sigue hablando de Gaza, por favor. Habla de ella. Porque no podemos consentir que ninguna estrategia militar de muerte o barbarie acabe con los resquicios de humanidad que sostienen los supervivientes y personas como tú.
En estos días escribí un mensaje a un amigo, al que quiero mucho. Vive en Madrid. "¿Tu familia es de Tulkarem, verdad?". Me contestó, escueto: "Sí". Se me partió el corazón, en otro trozo. Nunca pensé que un corazón podría romperse tantas veces. "Tulkarem fue bombardeado anoche", tuve que decirle. Y me quedé sin palabras, otra vez. No sabía qué más decirle. Porque siento que cada vez quedan menos cosas que decir. Y todas por hacer.
Tulkarem está en Cisjordania, en territorio Palestino ocupado por Israel. Allí también sufren. Mucho.
En Cisjordania, los civiles siguen sufriendo la destrucción, el miedo y la ansiedad en medio de una escalada y un aumento de las operaciones del ejército israelí y de la violencia de los colonos. La pobreza se está agudizando a medida que la gente pierde ingresos e Israel aumenta las restricciones a la circulación.

Ese mismo día, ya por la tarde, escribí a una compañera de UNRWA a la que adoro, vive en Líbano. "¿Cómo estás? ¿Cómo está tu familia? No tengo palabras". Tardó horas en contestar. Pero al fin lo hizo: "Tenemos el corazón roto. Mi familia está bien. Por ahora estamos bien. Rezando por la paz".

Estoy segura de que comprendes por qué me quedo sin palabras, Federico.

Su vida depende de que la violencia acabe, de que las masacres acaben, de que los bombardeos israelíes acaben. Su vida depende de que les dejen vivir. 

La expansión de la guerra en Líbano está causando el terror entre los civiles, muchos de ellos obligados a revivir traumas del pasado.

Silencio.

Hoy, desde hace un año, Oriente Medio se hunde cada vez más en el conflicto, las matanzas y los horrores. Doce meses de sufrimiento indescriptible. Doce meses de guerra brutal han transformado la franja de Gaza en un mar de escombros irreconocible y un cementerio para decenas de miles de personas, entre ellas demasiados niños y niñas.

Ha transcurrido un año y no pasa un día sin que las familias de Gaza se vean sometidas a un sufrimiento indescriptible, ya que el desplazamiento forzado, las enfermedades, el hambre y la muerte se han convertido en la norma diaria para dos millones de personas atrapadas en un enclave bombardeado y asediado. Un año de profunda pérdida, dolor y sufrimiento. Un año de deshumanización y desprecio del derecho internacional; una caída libre hacia la barbarie. En Gaza, los civiles siguen siendo los más afectados por la guerra. Más de 220 compañeros y compañeras de UNRWA en Gaza han sido asesinados por los bombardeos israelíes: la cifra más alta de víctimas en la historia de Naciones Unidas.

Los niños han sido los primeros y los más afectados. Más allá de las muertes y las heridas, todos los niños de Gaza están traumatizados, muchos de ellos con cicatrices invisibles que les durarán toda la vida. Más de 650.000 niños en lugar de estar en las aulas, están escarbando entre los escombros con desesperación y miedo.

La destrucción de infraestructura esencial ha alcanzado niveles catastróficos. Más de dos tercios de los edificios de UNRWA han sido atacados y se han considerado inutilizables, la gran mayoría mientras albergaban a personas desplazadas bajo la bandera de la ONU.

Es hora de actuar con valentía: un alto al fuego y un respiro para los pueblos de Gaza, Líbano, Palestina y la región en general. Es hora de deponer las armas después de décadas de asesinatos y de inmenso dolor. Es hora de proporcionar un flujo uniforme de suministros humanitarios básicos para los hambrientos y enfermos de Gaza.

Nadie saldrá victorioso de todo esto. Es hora de elegir la VIDA. 

Mientras tanto y, pase lo que pase, UNRWA SEGUIRÁ TRABAJANDO. Y podremos hacerlo sólo y gracias a que tú estás junto a nosotras. 

De corazón, GRACIAS. Un abrazo, sincero y fuerte, 

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