Por Abel Ros.- La "hipótesis de Casado", como titulan los pergaminos del vertedero, no ha sido corroborada. Al parecer, el efecto Ayuso sí tuvo algo que ver en la victoria madrileña. Y tuvo, estimados amigos, porque el Pepé, como partido, no ha salido agraciado en las elecciones castellanoleonesas. Aunque haya ganado la batalla. Aunque haya sido el partido más votado, la "aritmética parlamentaria" lo sitúa entre "Pinto y Valdemoro". Lo sitúa, como les digo, en la encrucijada. Una encrucijada que se debate entre pactar con la extrema derecha o pactar a la alemana. Contra todo pronóstico, Vox ha recogido los "cadáveres" de Ciudadanos. Los exvotantes de la "nueva derecha" – término acuñado por Sánchez – han radicalizado su voto. Estamos ante una derecha rota que, a día de hoy, carece de un liderazgo a la altura de las circunstancias. La victoria de Casado reproduce el mismo trance que Salvador Illa sufrió en las elecciones catalanas.
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