|
El virus marxista | Eduardo Saez Maldonado. 03.07.20 | | "...es la unidad esencial plena del hombre con la naturaleza, la verdadera resurrección de la naturaleza, el naturalismo consumado del hombre y el humanismo consumado de la naturaleza". K. MarxKarl Marx es conocido por sus desarrollos teóricos de modelos económicos y sociales tendentes a la igualdad y justicia social, y aunque no se detuvo mucho en aspectos ambientales (que, por lo demás, no estaban en discusión hace siglo y medio), sí que era consciente de la existencia de límites físicos al crecimiento y de la necesidad de no perder la conexión con la Naturaleza como evidencia la cita que encabeza este escrito. Tendemos a pensar que la naturaleza se comporta de forma análoga al capitalismo en el sentido de que es una lucha individual por la supervivencia. Sin embargo, leía yo el otro día un artículo en el que se mencionaba la existencia de mecanismos de control naturales que modulan esta regla general al analizar el papel de los virus como parte de los ecosistemas en una interesante visión global que me dejó pensativo. En particular me llamó la atención el párrafo siguiente: | --Investigadores que estudian plagas de insectos descubrieron que los virus son críticos para el control de la población de especies. Si una determinada especie se crece en exceso, "aparecerá un virus y los eliminará", explica Roossinck. Este proceso, llamado "matar al ganador" (en inglés "kill the winner"), es común en otras especies, incluyendo la nuestra, como evidencian las pandemias. "Cuando las poblaciones se tornan muy abundantes, los virus tienen a replicarse muy rápidamente y reducen la población, creando espacio para que puedan vivir el resto de las cosas", señala Suttle. Si los virus desaparecen, es probable que las especies competitivas florezcan en detrimento de las otras. A los virus debemos agradecerles la biodiversidad en el planeta. "Rápidamente perderíamos mucha de la biodiversidad en el planeta", añade Suttle. "Unas pocas especies tomarían el control y empujarían al resto".—(1)
Y es que la Naturaleza tiene unos criterios de selección poco empáticos en el sentido de que el interés por el que se mueven los individuos de las distintas especies suele ser el propio beneficio y, dejando aparte algunos comportamientos altruistas (que también los hay en algunos grupos de mamíferos especialmente) y que son poco relevantes en términos evolutivos, gana (se reproduce y transmite su herencia) el mejor adaptado.
No nos extraña mucho esta norma pues, aunque la especie humana ha desarrollado comportamientos altruistas a un nivel mucho más elaborado que cualquier otro primate, sin embargo tiende a organizarse socialmente siguiendo el poco altruista criterio del "sálvese quien pueda". El mismísimo Adam Smith, considerado uno de los ideólogos del liberalismo económico y recordado por su metáfora de la mano invisible, trasladaba a la economía los principios de la selección natural (antes de que fueran enunciados) en su conocido trabajo "La riqueza de las naciones" (1776):
"...al orientar esa actividad para producir el máximo valor, él busca su propio beneficio; pero en este caso como en otros muchos, una mano invisible lo conduce a promover un objetivo que no entraba en sus propósitos. El que sea así no es necesariamente malo para la sociedad. Al perseguir su propio interés frecuentemente fomentará el de la sociedad mucho más eficazmente que si deliberadamente intentase fomentarlo."
El capitalismo neoliberal que nos arrolla persigue este criterio no intervencionista con el convencimiento de que todo se autorregula sin preocuparse demasiado por los daños colaterales de los que se quedan por el camino. Sin embargo, el resultado final es una evidente tendencia a que el capital se vaya acumulando en pocas manos cada vez más poderosas como estamos viendo cada vez más claramente.
El sistema capitalista, pues, no tiene a priori mecanismos de control ante imprevistos serios, más allá de volverse keynesiano de repente y pedirle al estado que intervenga y lo solucione todo antes de volver a tomar el control del beneficio, como está ocurriendo ahora con la crisis vírica. Pero tampoco tiene mecanismos de control para evitar grandes concentradores de capital en pocas manos como sí lo tiene la Naturaleza con los virus que controlan especies con poblaciones demasiado numerosas. Aunque.... quizás sí lo tenga: el acercamiento a los límites de explotación de recursos (petróleo, suelo, minerales...) al que estamos ya, de hecho, llegando, desestabiliza completamente un sistema que no contempla en sus fundamentos la posibilidad de que los recursos no sean infinitos. Pero no lo son. Y por eso el capitalismo se nos caerá (se autorregulará), por las buenas o por las malas, en las próximas décadas salvo que empecemos a tomar medidas drásticas esta misma tarde.
No había tenido oportunidad Adam Smith de leer a Malthus (que tenía sólo 10 años cuando Smith publicaba su ensayo) que vaticinó el agotamiento de los recursos:
"Cuando no lo impide ningún obstáculo, la población se va doblando cada veinticinco años, creciendo de período en período, en una progresión geométrica. Los medios de subsistencia, en las circunstancias más favorables, no se aumentan sino en una progresión aritmética."
Una pena. Los límites del crecimiento, que mucho después de Malthus fueron puestos con rigor sobre la mesa hace ya casi medio siglo (2), quizás sean, a la economía capitalista, lo que el SARS Cov 2 a la demografía humana: un mecanismo de control que impide que siga avanzando, concentrando poder en pocas manos a costa de mantener niveles de pobreza generalizada intolerables. Un aviso (otro) de que como no cambiemos el rumbo de crecimiento desbocado (demográfico y económico) y ajeno a nuestra naturaleza biológica como integrantes del ecosistema global (Gaia), nos daremos de bruces con los mecanismos naturales (físicos, geológicos y biológicos) de control de plagas. En este caso la plaga humana.
El SARS Cov 2 es, claro, sólo un aviso. Ya nos reiríamos menos si produjera una mortalidad del 50%. Y aunque afecta más a clases (y países) desfavorecidas (que por sus condiciones de vida son más vulnerables) no hace ascos a los ricos además de ocasionar una suspensión mundial de las reglas de juego capitalista (muy bienvenida por cierto por el liberalismo imperante) dejando a los estados que gestionen recursos públicos y privados en beneficio del pueblo. Sólo les ha faltado a los neoliberales pedir la nacionalización de la banca y las eléctricas.
De manera que nos encontramos ante una conjunción de sistemas de control biológico (virus), geológico (agotamiento de recursos) y, en definitiva, físicos (cambio climático) que parecen confabular con la aviesa intención de acabar con el capitalismo como sistema económico perverso, egoísta y suicida (que por lo demás está ya en clara decadencia) con sospechosas inclinaciones redistributivas.
Me da a mí que este virus es un poco marxista...
Eduardo Sáez Maldonado
(1) https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-53108386?fbclid=IwAR2b2tTTg6tr4Vl4JTcG-WSDlzxoHlqqfvj3bBCIK6_HeUf66OMvjFNM5Ew
(2) La conclusión del informe de 1972 fue la siguiente: si el actual incremento de la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales se mantiene sin variación, alcanzará los límites absolutos de crecimiento en la Tierra durante los próximos cien años
https://es.wikipedia.org/wiki/Los_l%C3%ADmites_del_crecimiento |
|
|
<-Volver |
|
|