18:30 de la tarde, me dispongo a prepararme para irme a trabajar, escucho el sonido de las risas de los niños en la calle, me gusta, hace demasiado que no se escuchaba, me asomo por la ventana, y se me borra la risa de la cara de un plumazo cuando veo a 5 adultos (padres de las criaturas) hablando en corrillo, sin mascarillas y sin guardar la distancia de seguridad, 4 bicis tiradas en suelo justo al lado. Hago un ejercicio de contención que me dura hasta que me monto en el coche, bajo la ventanilla y todo lo amigablemente que me sale les digo: "así no se hacen las cosas, esto va de sacar a pasear a los niños no de hacer quedadas con los amigos, por favor, vamos a ser responsables que esto es serio"... A lo que una madre indignadísima me termina diciendo: "si tienes algún problema llama a los municipales". En el trayecto hasta el hospital me repito a modo de mantra "Pa qué hablas"... Y ahora desde la UCI en la que trabajo, a las 2:45h, sé por qué he hablado y por qué seguiré hablando. |
Hablo porque acabamos de desconectar a un compañero que ha estado luchando por su vida más de un mes, infectado por coronavirus mientras trabajaba en las urgencias de este hospital, 47 años, sin patologías previas. Hablo porque él no ha tenido la oportunidad de salir de paseo con sus hijos. Hablo porque no he podido abrazar a su mujer desconsolada. Hablo porque no es justo. Hablo porque llevo un mes y medio tirando de vocación para venir a trabajar, con el miedo de no llevarme el bicho en cada regreso a casa y contagiar a los míos. Hablo porque no me cabe en la cabeza esta irresponsabilidad social. Hablo y aviso, que la próxima vez antes de hablar, me apunto el consejo y llamaré a la policía. |