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Cristo de Viñeros | Pedro Biedma. 14.04.19 | |  Con una enorme cruz te cargaron, mecen con garbo tu trono, las lágrimas me abandonaron, pero a tu paso me emociono. Como surcos de viñedos, las promesas te imploran ruegos, el enfermo que lo sanes, el invidente no ser ciego, tú oyes todos a un tiempo, suena el himno de Viñeros En una de tus paradas, algo llama tu atención, en medio de la riada, una voz fuera del guión. | Te giras y la observas, no te demanda salud, es mi esposa, tu fiel sierva, solo muestra gratitud.
Entonces tú, te acuerdas de ella, ahora ya te va sonando, evocas la noche aquella, yo a su lado, ambos llorando.
Percibiste su oración, tristeza en su corazón, pura pena, puro dolor, un miedo ensordecedor.
Te apiadaste de su alma, concediste su deseo, vi levantarse tu palma, créeme, y soy ateo.
Jueves Santo de Viñeros, caminas con tu elegancia, no pide salud, ni dinero, ella solo, te grita “gracias”
En agradecimiento al Cristo de Viñeros, que con certeza, nos concedió el único deseo que hemos pedido en todos nuestros años de existencia, oyó y se apiadó de nuestras plegarias, las de mi esposa, lanzadas desde la fe que procesa y las de este humilde ateo, las cuales brotaban de mi desesperación e impotencia. |
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